¿Estamos friendo sus cerebros? Hablemos de pantallas y culpa de mamá

Hace unas semanas, me dio una gripe de esas que te tumban. Ya sabes, de esas que te dejan tan mal que levantarte de la cama parece escalar una montaña. Para hacerlo más difícil, mi esposo estaba trabajando hasta tarde o en citas toda la semana. Así que me tocó a mí sola mantener la casa en pie.

Seré honesta: la tele me salvó. La encendí por la mañana antes de llevarlos a la guardería y otra vez por la tarde después de recogerlos. Entre preparar el desayuno, cocinar la cena, limpiar y tratar de seguir el ritmo de los niños, no tenía energía para entretenerlos de otra manera.

Y justo cuando empezaba a sentirme mejor, mi esposo se enfermó peor que yo. Y otra vez, todo recayó sobre mis hombros. ¿El resultado? La tele se quedó encendida lo que parecía ser para siempre. Se convirtió en nuestro tercer compañero de cuarto, llenando el espacio con caricaturas y ruido de fondo mientras. Sobrevivíamos un día a la vez.

La culpa no tardó en aparecer. Esa culpa de mamá que te susurra: “¿Les estaré arruinando el cerebro? ¿Los estoy volviendo adictos a las pantallas?” Era abrumadora, pero no veía otra opción.

Si esta historia te suena familiar, no estás sola. Hablemos de la realidad del tiempo frente a las pantallas y esa constante culpa que cargamos—porque es hora de dejar de castigarnos  por hacer lo que necesitamos para sobrevivir.

La realidad de ser padres en la era digital

Criar a los más pequeños no es tarea fácil. Yo tengo un niño de 3 años y una bebé de 18 meses, y hay días en los que estoy al límite. Hay días en los que estás completamente agotada, y encender la tele parece ser la única forma de salir adelante. ¿Sabes qué? Eso no te hace una mala mamá, te hace humana.

Cuando se usa con intención, las pantallas pueden ser una herramienta útil. Pueden entretener, educar e incluso darte esos preciosos cinco minutos para tomarte un café caliente.

Pero hagamos una pausa y recordemos: cuando éramos niños, la tele estaba encendida todo el tiempo, pero no era para nosotros. Fuera de los dibujos animados de los sábados (o domingos, dependiendo de dónde vivieras), lo que había en la tele eran noticias, novelas o programas para adultos que no nos interesaban.

Hoy en día, las plataformas de streaming tienen miles de opciones creadas específicamente para niños: programas educativos, interactivos, e incluso ejercicios de mindfulness. Es un mundo completamente nuevo y, aunque puede ser positivo, también es abrumador.

Estableciendo límites (sin volverte loca)

Los expertos suelen recomendar guías como las de la Academia Americana de Pediatría: una hora al día para niños de 2 a 5 años. Pero seamos realistas: cada día es diferente, y hay días que simplemente exigen más flexibilidad. Si además tienes un bebé menor de 2 años, las cosas se complican aún más. 

Aquí hay algunas ideas que pueden ayudarte:

1. Establece límites realistas
Empieza poco a poco y encuentra lo que funciona para tu familia. Tal vez las mañanas sean para jugar sin pantallas y las tardes para un episodio corto de su programa favorito. Adapta los horarios según tu día y tu energía—sin culpa.

2. Prioriza contenido de calidad
Hoy en día, puedes elegir programas educativos, interactivos o creativos que fomenten habilidades como el pensamiento crítico o el desarrollo del lenguaje. Busca opciones que estén alineadas con tus valores familiares y para sentirte más tranquila.

3. Crea espacios libres de pantallas
Establece zonas o momentos libres de pantallas, como durante las comidas, el tiempo en familia, o en las habitaciones. Así fomentas la conexión y el equilibrio.

4. Olvida las reglas
Seamos realistas: a veces entra el modo de supervivencia. Si necesitas una maratón de Spidey y Sus Sorprendentes Amigos para sobrevivir, adelante, ¡hazlo! Estás haciendo lo mejor que puedes, y eso es más que suficiente.

La culpa: ¿de dónde viene?

La culpa por el tiempo frente a las pantallas viene de esa presión social por ser la “mamá perfecta”. Nos bombardean con mensajes sobre cómo las pantallas arruinan a los niños, limitan su creatividad o crean hábitos de los que nos arrepentiremos. Es difícil no internalizar eso y sentir que estamos fallando.

Pero la maternidad no se trata de ser perfecta; se trata de lo que funciona para tu familia. Los estudios no siempre reflejan la realidad de ser padres. Usar pantallas ocasionalmente o incluso regularmente no significa que estés fallando. Significa que te estás adaptando, y eso está bien.

Además, está la vergüenza de mamá: los comentarios no solicitados, las miradas de reojo, o incluso los “consejitos” de familiares bien intencionados. Esa voz que te dice: “Deberías estar jugando con tu hijo todo el día.” Pero ser mamá ya es lo suficientemente agotador sin cargar con más juicios.

Recuerda esto: criar a tus hijos no se trata de ser perfecta. Se trata de hacer lo que funciona para tu familia. Las pantallas son solo una pieza más del rompecabezas y usarlas no define tu valor como mamá.

Aquí te doy algunas formas de replantear la culpa:

Piensa en las pantallas como una herramienta, no un recurso desesperado
Así como no te sentirías culpable por usar un coche cuando tus brazos están cansados, ¿por qué sentirte mal por usar pantallas de vez en cuando?

Celebra el equilibrio
Si combinas el tiempo frente a la pantalla con otras actividades—leer, jugar al aire libre o manualidades—ya estás creando un entorno enriquecedor.

Cuida de ti misma
A veces recurrimos a las pantallas porque estamos agotadas, y eso está bien. No puedes dar de un vaso vacío.

Defiende tu territorio
Cuando alguien te juzgue, recuerda: nadie conoce a tus hijos mejor que tú. Sintoniza tus oídos selectivos o, si es necesario, ¡pídeles amablemente que no opinen!

Modela hábitos saludables

Los niños aprenden observándonos. Si queremos que tengan una relación saludable con las pantallas, podemos darles el ejemplo:

  • Guarda tu teléfono durante el tiempo de juego.
  • Usa las pantallas de forma consciente, no como ruido de fondo.
  • Muéstrales que disfrutas actividades como leer, hacer ejercicio o simplemente relajarte.

No se trata de ser perfecta; se trata de mostrarles equilibrio.

Mamá: dejemos la culpa atrás

Algo que he aprendido al hablar con otras mamás es que todas estamos haciendo lo mejor que podemos. No existe una solución única. Si el tiempo de pantalla te ayuda a salir de un momento difícil o hace que tu día sea un poco más fácil, ¡eso está perfecto!

Normalicemos el esfuerzo

Ser mamá es difícil. Ya sea que tengas niños pequeños, trabajes desde casa, o simplemente sobrevivas el caos del día a día, estás haciendo lo mejor que puedes.

Las pantallas son solo una de las muchas herramientas que tenemos como mamás. Dejemos de culparnos a nosotras mismas y a otras mamás. En lugar de eso, apoyémonos unas a otras y compartamos los trucos que nos ayudan a superar el día.

¡Quiero saber de ti!

¿Qué piensas sobre el tiempo de pantalla? ¿Has sentido culpa o juicio por ello? ¿O tal vez has encontrado estrategias que funcionan para tu familia? ¡Me encantaría leer tus historias!

Déjame un comentario o comparte tus experiencias en redes sociales con el hashtag #MamáSinFiltro. Recordemos que no estamos solas en esto. 💕

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