Cuando mamá y bebé caen enfermos juntos
Si leíste mi publicación anterior (¿Estamos friendo sus cerebros? Hablemos de pantallas y culpa de mamá), sabes que estuve enferma hace unas semanas. No me dio mucho tiempo para recuperarme del todo cuando mi esposo atrapó el mismo virus que andaba rondando. Por supuesto, volví a modo cuidadora y, aquí estoy—mi sistema inmunológico ondeando la bandera blanca— enferma otra vez. Pero esta vez es peor: mi pequeña también está enferma.
Ser mamá cuando estás enferma es una cosa. Pero ser mamá cuando tú y tu hijo están caídos al mismo tiempo es un desafío diferente, uno que pone a prueba cada gramo de paciencia, creatividad y resistencia que tienes (e incluso un poquito que no sabías que tenías).
Hablemos de cómo sobrevivir a esta caótica coincidencia, encontrar humor en la locura y por qué está bien entrar en modo supervivencia.
El caos de los días de enfermedad
No hay nada peor que despertar y darte cuenta de que tu bebé tiene fiebre, su carita enrojecida buscándote consuelo, para luego darte cuenta de que tú también te sientes como si te hubiera atropellado un camión. De repente, tus planes para el día—limpiar, trabajar, o me atrevo a decir, relajarte—se van por la ventana, reemplazados por episodios interminables de Bluey, un río de pañuelos y la búsqueda eterna del termómetro.
¡Pero espera, hay más! Justo cuando estás intentando entender cómo sobrevivir al día, entra tu hijo mayor, que también esta pequeño—enérgico, curioso y felizmente saludable. Ahora tienes dos misiones: consolar a tu pequeño enfermo mientras intentas mantener sano (y entretenido) al mayor. Spoiler: es como jugar defensa en un partido con las probabilidades en tu contra.
La curiosidad de tu mayor parece llevarlo directamente hacia el montón de pañuelos o el vaso de su hermanita, y te encuentras repitiendo “¡No toques eso!” más veces de las que puedes contar. Mantenerlos sanos se convierte en una batalla cuesta arriba.
En esos días, olvídate de los horarios. Todo se convierte en un “lo que sea”. ¿Pijamas todo el día? Claro. ¿Desayuno a la hora de la cena? ¿Por qué no? ¿Recuerdas esa frase “elige tus batallas”? Bueno, cuando estás enferma, simplemente abandona la guerra.
Intentando mantener al mayor sano
Cuando tienes otro niño pequeño en casa, los nervios están al máximo. Haces todo lo posible para protegerlos de los gérmenes que flotan por toda la casa, mientras que ellos, naturalmente, parecen imanes para cada pañuelo usado, vaso de agua compartido y tos al aire libre.
Intentas crear zonas: la “zona de enfermos” en el sofá y la “zona de sanos” cerca del cajón de juguetes. Pero a tu chamo no le importa tu planificación, ¡ellos quieren abrazos también! Entretenerlos se siente como si estuvieras manejando una guardería con energía limitada. Un arsenal de juguetes, algunos rompecabezas y muchas actividades “especiales” (también conocidas como cualquier cosa que encuentres en el fondo del cajón) se convierten en tus mejores aliados.
Preparar comida es otro desafío. Tu bebé enfermo apenas sobrevive a punta de galletas y compota de manzana, mientras que tu hijo sano, de repente, quiere el plato más complicado que se te pueda ocurrir.
Si aún no se enferman, prácticamente los estás bañando en desinfectante de manos mientras repites mil veces: “¡No toques la cara de tu hermana!” y “¡No, ese es su vaso!” En este punto, ser mamá se siente más como ser árbitro en un juego caótico de evita el contagio.
Consejos para sobrevivir días de enfermedad doble
Cuando tú y tu pequeño están enfermos, el objetivo no es la perfección, es sobrevivir. Esto es lo que suele funcionar:
- Simplifica todo
Olvídate de recetas gourmet o incluso esas de “30 minutos fáciles”. Los días de enfermedad son para galletas, sopa instantánea y fideos. ¿Tu hijo quiere nuggets de pollo tres veces seguidas? Perfecto. Puedes volver a tus estándares de nutrición cuando te sientas humana otra vez. - El sofá es el cuartel general
El sofá es tu nuevo centro de operaciones. Cárgalo con almohadas, cobijas, snacks y el control remoto. Bonus: Si ambos se quedan dormidos a mitad de un maratón de comiquitas, ¡es una victoria! - Hidratación
Dicen que el agua cura todo, pero lograr que un toddler tome líquidos cuando está enfermo es un desafío. Intenta con paletas de hielo, caldo o jugo diluido. - Haz equipo con tu pareja (si puedes)
Si tienes pareja que pueda intervenir, pásales las riendas—sin culpas. No estás fallando, estás priorizando la recuperación de todos. - Amnistía de pantalla
Tu teléfono/tableta/televisión es tu aliado. No es momento de preocuparse por límites de pantalla. Si están entretenidos y tú puedes descansar, vale la pena. - Descansen juntos
Si tu pequeño duerme siesta, tú también. Sé que es tentador limpiar o perderte en redes sociales, pero te lo agradecerás después si aprovechas para recargar energías.
Ser mamá mientras estás enferma no solo es difícil, es absurdo. Como cuando te estás sonando la nariz mientras tu toddler estornuda encima de ti.
Y no olvidemos la ironía de finalmente lograr que se duerman, pensando que tú también podrás descansar, solo para empezar un ataque de tos que podría despertar a los vecinos. Clásico, ¿no?
Pide ayuda
Este podría ser un buen momento para llamar refuerzos—ya sea tu pareja, un amigo o incluso un servicio de delivery. Si estás navegando la maternidad sin una red de apoyo, hablé sobre ese desafío en este post. Recuerda: pedir ayuda no es una debilidad. Es una de las cosas más fuertes que puedes hacer por ti y tu familia.
¿Y si es algo más serio?
Aunque la mayoría de los resfriados y gripes se pueden manejar en casa con descanso y líquidos, no dudes en llamar al doctor si los síntomas empeoran. Fiebres persistentes, deshidratación o dificultad para respirar son señales de alerta. Confía en tu instinto—es un superpoder, incluso cuando estás enferma.
Un pensamiento final
Si estás leyendo esto con un ojo abierto mientras sostienes a un niño enfermo, lo estás haciendo increíble. En serio. La maternidad en un día normal es difícil; la maternidad estando enferma merece una medalla.
Si has pasado por esto (y sé que sí), ¿cuáles son tus estrategias? ¡Déjame tus tips en los comentarios y compartamos historias de supervivencia! Porque si algo sabemos hacer las mamás, es apoyarnos, incluso desde el sofá con una caja de pañuelos en mano.
No estás sola, estamos juntas en esto—con mocos y todo.