De la Maternidad y sus Sombras
Cuando estás embarazada, especialmente al final de ese tercer trimestre; cuando ya estás a punto de conocer a ese pequeño ser dentro de ti que te está quitando la respiración; todo el mundo te dice (e insiste) que vas a necesitar ayuda…
A mi, la vida me llevo a conocer el amor y a tener un hogar lejos de casa. Además de un embarazo en el medio de una pandemia. Con ello crecieron en mi una infinidad de miedos que no sabía que podía sentir: ¿y si necesito ayuda, para donde corro? ¿si quiero llorar, en que hombro me apoyo?
Sí, tengo a mi esposo, que es un ser maravilloso y soy muy afortunada de que mueva cielo y tierra por nosotros.
Pero estoy lejos de mi gente.
Mi mamá no pudo venir a acompañarme y me repetía muchas veces que me apoyara en mi suegra; mi suegra quería pasar dos semanas con nosotros al llegar del hospital; mis tías preocupadas porque iba a estar sola. Yo sólo pensaba “pero ¿cuál es el alboroto? mi esposo está conmigo. ¡El papá de mi hijo está aquí!” Todo el mundo te dice una y otra vez cuánta ayuda vas a necesitar con el bebé y todo el mundo quiere ayudar con el bebé, es decir, todos quieren sostener al bebé mientras tú haces lo que sea que haya pendiente por hacer (limpiar, cocinar, lavar, etc.)
Y no se trata solo de estar lejos de los tuyos, es la maternidad en una sociedad que cree, aun hoy día, que la crianza es solo trabajo de la madre.
Pero…
Nadie te dice que no solo va a nacer tu bebé, sino que también va a nacer una nueva tú.
Nadie te prepara para las miradas de desaprobación por no seguir consejos obsoletos. Ni a la cantidad de “consejos” (que mas bien parecen imposiciones) que vas a recibir.
Nadie te prepara para todo lo que te van a juzgar por hacer esto o aquello.
Todo el mundo te dice “duerme cuando el bebé duerme” (¡cuanto odiaba que me dijeran eso!) pero nadie te dice que cuando el bebé duerme tu tienes la oportunidad de tomar aunque sea 5 minutos para ti y que hacer en esos 5 minutos es la decisión más difícil que tomar: ¿ será que me siento y me relajo un poco? ¿me baño? ¿y si mejor como algo? ¿desde hace cuánto no como algo?
Nadie te dice que cuando estés a mitad de lavarte el cabello, tu bebe va a llorar y saldrás corriendo a alimentarlo, mecerlo y acurrucarlo hasta que se vuelva a dormir. Y que en vez de continuar con lo que hacías, te quedaras mirándolo y admirándolo. ¿Cómo es posible que un ser tan pequeño pueda cambiarte la vida de esta manera? ¿Cómo puedo amarlo tanto?
Nadie te dice que cuidar de un bebé no es tarea difícil. Difícil es cuidar de ti cuando tienes un bebé.
Nadie te dice lo difícil que será vivir todo lo que estás viviendo lejos de tu tierra y de tu gente.
Nadie te prepara para sentirte tan sola, aún cuando pasas las 24 horas del día con tu nuevo amor.
Nadie te prepara para que los pocos amigos que tenías, se desaparezcan. Ni para lo difícil que será hacerte amiga de nuevas mamás.
Nadie te dice que dejarán de preguntarte cómo estás y que en vez comenzarán a preguntarte cómo está el bebé.
Nadie te prepara para el sentimiento de culpa que tendrás por sentirte triste, aunque sea por breves momentos, y aun cuando te sientes la mujer mas afortunada del mundo por tener un bebe sano y maravilloso, y un esposo inigualable.
¡No puedes! O serias una desagradecida.
“Tienes que estar feliz por tu bebé”
“Agradece que tu bebé está sano”
“Bueno ¿tú no querías tener hijos?”
“No te quejes querida, yo a tu edad ya tenía 4”
Si hoy estás viviendo está realidad, no significa que no quieras a tu bebé.
Si hoy estás viviendo está realidad de la que nunca te hablaron, no estás sola.
Hoy decidí romper el silencio. Vivimos en una sociedad pretende callarte y juzgarte porque a sus ojos las madres no podemos quejarnos, llorar, descansar, dormir, divertirse. ¡Tener una vida!
Lo peor de todo es que esa misma sociedad esta compuesta, en un 90%, de otras madres, en su mayoría mayores, que siempre dicen que ahora todo es fácil pues en su época se tenia que lavar a mano, se atendía al marido y a los niños, etc.
La diferencia entre la maternidad de hoy y la de ayer, es que en el pasado se criaba con una tribu de mujeres inmensa que se apoyaban entre sí. Siempre estaba la mamá, la hermana, la tía y la vecina.
Hoy en día lo que existe son grupos en Facebook, o en aplicaciones móviles, de mamás que no se conocen y que solo sirven para sentir que lo estas haciendo todo mal; y si te atreves a publicar algo allí, es solo para que te juzguen.
Nadie habla de esta maternidad que duele, pero la realidad es que la vivimos todas.
Como dice mi amiga Angelina, la maternidad, te ayuda a volverte una guerrera.
Me encantaría escuchar sobre tu experiencia, dejarme un comentario o contáctame si necesitas a alguien con quien hablar.
PS: En otro momento hablaremos de lo maravilloso de la maternidad, porque a mí me encanta aun con sus altos y bajos. Pero como estoy segura de que eso lo has escuchado y leído un montón de veces, hoy es importante que sepas aunque “sufres” en silencio, que no estás sola