La culpa por el tiempo de pantalla muchas veces proviene de las presiones sociales para ser la “mamá perfecta”. Nos bombardean con mensajes que aseguran que el tiempo frente a la pantalla está arruinando el cerebro de nuestros hijos, limitando su creatividad o creando hábitos que lamentaremos para siempre. Pero la verdad es esta: la crianza no se trata de ser perfecta. Se trata de hacer lo que funciona para tu familia. Ya sea ponerle Spidey por una hora o dejar que tu pequeño disfrute de unos dibujos animados por la mañana, estás haciendo lo mejor que puedes, ¡y eso es más que suficiente! Replanteemos esa culpa y celebremos el balance, porque las pantallas son solo una parte del rompecabezas de la crianza.